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Memorable Marzo



Marzo será para mí un mes de emociones.


Antes, en mi vida en Argentina porque los niños comenzaban el año escolar; y ahora, en España, porque siempre recordaré aquel 3 de marzo de 2022 cuando dijimos gracias y adiós a nuestra vida allí, para comenzar una vida nueva en ésta encantadora ciudad, Vigo.


Puedo recordar cada uno de mis sentimientos, desde el día que tomamos la decisión con Conrado, el día que lo compartimos con nuestros hijos, cuando se lo contamos a nuestras familias...

Recuerdo que me había propuesto ordenar y guardar en cajas nuestras cosas, nuestros recuerdos y que era tanta la carga emotiva que tenía que hacerlo de a un día a la vez, por la mañana, porque luego el mar de lágrimas me invadía y quedaba sin energía para más.



Lo rápido, lo repentino, a veces se vivencia en cámara lenta y así fueron los seis meses previos al viaje.


Yo venía de dos duelos, la muerte de mi papá en marzo del 2020 y la de mi mamá en junio de 2020, y allí estaba yo sabiendo que irnos a vivir a España, sería mi tercero por llevar adelante.


Si me lees dirás, ¿si es tan triste todo por qué te has ido? Y yo te diré, tomar decisiones muchas veces duele, entristece y angustia, pero eso no quiere decir que la decisión no haya sido, la más acertada de toda mi vida.


 

Llegamos a Madrid la madrugada del 4 de marzo, con narices heladas y una mezcla de emociones. La recorrimos con mucha ilusión y la emoción de pisar Europa por primera vez.

Aún no había pensado en la palabra "emigrar" y fue la nochecita de ese 4 de marzo, cuando Juliana (a la que más le había costado despedirse de su vida en Argentina), sentados en plaza Mayor enunció:

"brindemos por nuestra vida nueva!"

Y esa exclamación se sintió como un abrazo a mi alma.


Al día siguiente, con cosquillas en la panza, tomamos el tren a Vigo. Cuatro horas en las que pensaba, cómo será la ciudad aunque algo sabía porque allí vivían Alfon, Pablo, Mati y Lauti (el mejor amigo de Nico) que habían emigrado un año antes.


Al salir del tren, quedé sorprendida, una estación de tren super moderna daba paso a la ciudad.

En realidad a un centro comercial, dónde estaban esperándonos ellos, con carteles y sonrisas de oreja a oreja.

Caminamos los ocho, con cinco valijas hasta su piso, y lo que vi, me enamoró a primera vista.


Nuestra vida en cinco valijas...

 

Vigo es una ciudad hermosa. Al salir de casa puedo ver las montañas y en minutos puedo estar viendo el mar y la playa. Pero Vigo tiene algo más, su gente. Es amable, cálida, mira a los ojos y siempre está atenta a las necesidades del otro.

Galicia es hermosa, la volvería a elegir mil veces.


Lo que vivimos al llegar se los contaré pronto. Pero puedo adelantarles que es una linda historia.


 

Aprendí.

En primer lugar aprendí a ser valiente y que cuando nos une el amor, se puede ir de la mano a dónde sea, juntos.

Aprendí que la vida es uno mismo y que las cosas materiales son eso, cosas, que no las necesitamos para avanzar (de hecho se camina mejor liviano).

Que mis hijos son resilientes. Que supieron transformar cada sentimiento y darles forma distinta. Es un orgullo para mi verlos crecer libres, independientes, con poder para tomar sus decisiones y con la soltura para llenarse de amigos en muy poco tiempo.

Aprendí que me gusta estar conmigo. En esas caminatas por los parques puedo hacer ese ejercicio de encontrarme a mi misma y qué a gusto me siento.

Aprendí a reconocer a mi gente verdadera. Y mi mundo se redujo sí, pero qué feliz me hace saber que quienes están conmigo acá o en la distancia, son la familia que elegí.


Confirmé.

Que construimos una familia, la que siempre soñé, con ellos. Conrado, Nicolás, Juliana y yo ( Ana) y que juntos podemos lograr todo lo que nos propongamos porque sólo nos necesitamos a nosotros, como base sólida. Aunque luego mis pollitos vuelen, porque eso será parte de la vida, pero sabrán que nuestro amor irá con ellos a todas partes.

Confirmé, que elegí a mi compañero perfecto y que todo lo que vivimos a lo largo de éstos veintidós años juntos nos ayudó a acercarnos a las personas que queremos ser y a la vida que queremos tener.


 

Nuestro primer aniversario, primer año en España.

Sólo puedo agradecer. Gracias Gracias Gracias!




Ana



Familia

Conrado (41 años)

Analía (41 años)

Nicolás (12 años)

Juliana (9 años)





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